lunes, abril 30

Mi decisión de extrañarte por las mañanas


De fondo las palabras de las aves que hablan mientras el ruido estridente de los autos acompaña mi decisión de tomarme unas mañanas para extrañarte.
Te comparto mi dosis matutina, así lo decidí, una dosis diaria de tristeza al despertarme, pero sin llanto ni lamento, sólo recordando las fallas, lo que ya no viene más.

Ni yo lo entiendo, no me lo vayas a preguntar, pero se me acabó la confianza de ir a donde estás, de hacer una llamada buscando pretextos momentáneos para encontrarte. Mi duda también es un síntoma, y ahora se vuelve rechazo.
Sé que estás bien, no te lo voy a preguntar de nuevo, sólo lo sé. Porque si no lo fuera así aquí estarías, de vez en cuando, pero seguirías presente, porque entendí que tu intranquilidad me pertenece, tu soledad, también tu tristeza. Pero yo tengo poco de eso y no me hace falta.
Lo hermoso no dura para siempre, lo contrario tampoco, entonces espero sólo el tiempo en que seas parte de un recuerdo y no una melancolía. Ya vendrá el destino, la casualidad en que te vea por la calle y pueda mirarte a los ojos sin ver el brillo que siempre me ha hecho caer al mismo vicio de sentirme bien en esa tarde, en esa hora.

Te veo en la mañana, para extrañarte poco y seguir mi día…




José Luis Gómez B.
Abril, 2012